Viajes
Un año de recuerdos con Ella
Hace un mes hizo un año que fui a recoger mi “nueva” moto al taller. Mi SV650S azul. Todavía me acuerdo del “miedo” que me entró al acelerar la primera vez, en la misma calle del taller, miedo a caerme, miedo a no conseguir frenar, a no conseguir parar, a acelerar demasiado de prisa.
La moto era muy diferente de mi primera moto. Primero por la posición de conducción, voy muy echada pa’lante en esta moto, con el manillar bastante más ancho, y el depósito bastante más alto. Tampoco llegaba tan bien al suelo como con la otra.
Bueno, evidentemente, la moto era “mucho” más potente (para mí por lo menos), mucho más nerviosa, frenaba mucho (es que la otra al final como que frenar frenar, no frenaba mucho, pero tampoco andaba demasiado), y sobro todo retenía mucho. Es que con esta moto flipo, porque casi no utilizo los frenos de lo mucho que retiene con el freno motor. Es económica en pastillas de frenos!!! Este primer día, estaba tan acojonada, que iba a llevar la moto hasta el garaje y nada más… Pero me animó mi marido a dar tan solo una vuelta para acostumbrarme. Y menos mal. Le cogí el tranquillo poco a poco.
Pasada la primera semana “de prueba” para ir al trabajo (todo autopista, atascos incluidos), decidimos hacer un primer pequeño viaje para ver qué tal me iba para estar más tiempo encima ya que lo que me gusta es viajar.
Salimos el sábado por la mañana hacia Anzánigo- Huesca. Unos 300 y pocos kilómetros, por carreteras secundarias. En los últimos kilómetros de carretera muy mala hasta el camping (Camping motero Anzánigo ), me di cuenta de lo dura que era la suspensión, y que mis brazos y muñecas acababan sufriendo de la posición. Pero habría podido ser peor, y el esfuerzo valía la pena…
El domingo aprovechamos para ir a Riglos:
Embalse de la Peña
Riglos
Y el lunes emprendimos la vuelta por carreteritas secundarias… Tan secundarias que tardamos… 11 horas en llegar a casa. Culpa de xx “paradas fotográficas”, alguna para ponernos el traje de lluvia, y otra para comer, y una última en una gasolinera (de la que nos echaron…) para protegernos del chaparrón que nos pilló de lleno…
A finales de mayo la llevé para la primera revisión de los 1000 km…
El segundo viaje fue a finales de junio para una Concentración, también en Huesca, un poco más arriba, en el Valle de Benasque, una zona preciosa, pero una concentración poco recomendable…
Emprendimos la vuelta también por carreteritas preciosas, pasando por Castejón de Sos, El Pont de Suert, Camarasa, con vistas preciosas a los Piríneos, y una parada memorable en un bar de Senterada (http://www.casaleonardo.net/ ) en el que comimos torradas de pan con tomate con jamón excelente, y también nos hizó probar el propietario del bar un salchichón tipo “fuet” de la zona tremendo.
Pantano de Camarasa
Como todavía no conseguía saber muy bien qué tal iba la moto para viajar 😉 , a finales de julio fuimos a otra Concentración, esta vez cerca de Burgos, en Belorado, un pueblín precioso. Allí pasamos mucho calor, y nos lo pasamos bien. Para ir, pasamos por Huesca, ya que nos conocíamos la ruta 😉 . La vuelta la tuvimos que hacer por autopista, ya que no nos quisimos perder el GP de Inglaterra y salimos muy tarde…
Al volver de la concentración tocó revisión de los 6000 km antes de irse de vacaciones los del taller, y luego yo.
El último viaje del año no fue el más corto y fue para las vacaciones a finales de agosto-principios de septiembre.
La primera parte del viaje la hice sola, y consistió en ir a visitar a unos amigos que viven ahora en Marsella (Francia) y luego a unas amigas en Lyon. La ida la hice mayormente por nacionales, y al final por autopista, ya que acabé hasta el gorro de los atascos en las entradas de las ciudades (era un sábado), y del calor.
Una anécdota sobre mi llegada a Marsella: pregunté el camino a un motero en un semáforo, que me explicó bastante bien cómo llegar a la calle de mi amigo. Era una calle en sentido único y en bajada tremenda. Cuando pensé haber encontrado el número correcto, me subí a la acera y aparqué la moto como podía. Comprobé la dirección en mi móvil, y resulta que me había parado demasiado pronto, me faltaban unos 50 números para llegar… Primer problema: bajar la moto de la acera sin caerme, y luego, tirar la moto en marcha atrás cuesta arriba para poder sacarla y coger otra vez la calle.
Conseguí bajar la moto de la acera, pero no podía poner el caballete siendo cuesta abajo, y tampoco conseguía tirar la moto cuesta arriba (ya me cuesta moverla a veces en llano, pero así, no me quedaban fuerzas…). Por suerte estaban allí una pareja de turistas con su hijo, y el señor me propuso su ayuda y empujó la moto (pobre hombre), lo que le agradeceré eternamente, ya que sin su ayuda seguramente todavía estaría allí 😉
Marseille
Entre Marsella y Lyon fui por la nacional, siendo entre semana se iba bastante bien y rápido, eso sí, con bastante viento todo el rato (lo que es bastante frecuente en esta zona).
El viernes por la mañana dejé a mi amiga para ir hasta Toulouse donde había previsto pasar la noche antes de seguir hasta Asturias al día siguiente.
Salí temprano para ir con tiempo y por nacionales, pasando por Saint-Etienne, Le Puy en Velay, Mende (dondé paré a comer, bonito pueblo). Quería aprovechar la tarde para dar un rodeo para ver el nuevo y famoso viaducto de Millau, pero empezó a llover, y preferí evitar más rodeos y fui directamente por Rodez y Albi (muy bonito también, pero habían atascos cuando llegué, y preferí seguir bajando para descansar). Llegué a Toulouse sobre las 17h30…
A la mañana del sábado, cuando me estaba preparando a salir, sobre las 8h… empezó a llover, llover… Me bajé a la entrada del hotel donde 2 parejas de moteros también esperaban a que pasara la tormenta. Estuvimos casi 2 horas esperando, pero cuando empezó a bajar la intensidad (y que ya no había rayos, etc…) acabé saliendo. Había previsto ir por autopista, y la verdad es que llovió todo el rato casi hasta la frontera. Creo que paré en una de cada 2 gasolineras para secarme un poco o calentarme un poco, acabé de agua hasta los mismísimos… Sobre las 14h llegaba a la frontera. Ya estaba medio seca, y en España empezó a llover un poco otra vez, pero con un asfalto que absorba el agua, una maravilla comparado con un asfalto que hace que cada coche que te adelante sea un suplicio. Sobre las 15h me junté con mi marido después de Bilbao, donde aprovechamos para comer.
De allí fuimos directamente hasta Asturias donde pasamos el fin de semana (y descansamos!!!).
El lunes salimos hacia Ferrol por la costa (desde Avilés N-632 + N-634 y luego LU-861 y AC-861), por carreteras muy guapas y con pocas gasolineras… (y por suerte, al ritmo que llevábamos, conseguimos hacer 230km, sin entrar en reserva!!! Acabó apareciendo una gasolinera…).
Esta misma semana bajamos hasta Sanxenxo donde tuvimos la suerte de tener unos días de sol tremendo.
Sanxenxo
Portonovo
Isla de la Toja
El viernes salimos hacia Asturias otra vez, esta vez por el interior. Y luego por la costa, con una parada en la “frontera” Galicia-Asturias.
Ribadeo
El fin de semana y el resto de la semana fue para disfrutar de los amigos, la comida, la sidra, los amigos otra vez… con alguna salida en moto… y más comida, es lo que tiene Asturias…
El domingo, vuelta de un tirón hasta Barcelona, por León y Burgos, ya que por la costa habían previsto trombas de agua, y menos mal que no fuimos!!!
Para este viaje acabé con la espalda bastante machacada por la posición de conducción, una sesión de masaje de verdad no consiguió arreglarlo, tendría que haber tenido 4 sesiones para deshacer todos los nudos… Pero aún así, repetiría sin problemas!
A la vuelta, evidentemente, tocó la revisión de los 12000.
Luego llegó el otoño, y el invierno, y la moto ha sido sobre todo mi “herramienta” para llevarme al trabajo…
V’s
Paseos
Después de la lluvia
Después de 50km rodando bajo lluvia en la Nacional detrás de un camión, sin ver nada del paisaje, habiendo dejado atrás la vista sobre campos de amapolas, dejé la Nacional para tomar una pequeña carretera de curvas…
Y dejó de llover…
Dejaba atrás un cielo muy oscuro para ir hacia el poniente que salía detrás de las nubes en el horizonte…
Entonces miré para atrás y me detuve…
Y eso vi…
Valió la pena el esfuerzo y lo incómodo de estos 50km para poder disfrutar de esto.
Nunca mejor dicho “Après la pluie le beau temps”…
(Fotos hechas con cámara desechable, camino de Rodellar, Huesca, donde iba a pasar un fin de semana de barranquismo.)
Dos semanas más tarde, pasando por el mismo sitio pero con condiciones climáticas bastante más favorables, para otro finde de barranquismo:
V’s